Cielo cuadriculado, asfalto en blanco y negro.
Un rebaño siempre gris pasta y caga.
Presiento un ahogo de rabia y pena.
Hay que romper el diamante, desnudar la piedra.
Volver la órbita a cero, al principio de todo lo nuevo.
Olvidar el alarido seco, minúsculo, absoluto.
Susurrar sin temor un nombre imposible.
*Quito, 9 de noviembre de 2010. Escrito a cuatro manos, por Sebastián Sacoto y Cristina Arboleda.
3 comentarios:
Es simplemente genial!!! jajajajajaja...
G E N I A L !!! Y el nombre imposible podría ser Amor, Revolución o SoiD.
Genios del UNIVERSO!!!!!!!!!!
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